Alquimia y naturaleza muerta.
Después de abrir mi local, me preparo para esperar el primer plato del día y me pongo mi mandil (bata de laboratorio y sotana) todo esto como una amalgama de etapas en mi vida que han cuajado en armonía en mi labor actual.
Ya este 2017 cumplo quince años en Mérida y mi trayecto vocacional se ha ido de un lado a otro, digo, esto nos ha pasado a todos de alguna manera. En mi caso he estudiado cinco años en el seminario conciliar para ordenarme sacerdote y después otros cinco años para ser ingeniero químico, con sueños y un futuro trazado lleno de planes y ahora, en la actualidad, llevo más de dos años siendo cocinero, nunca pensé que estas inclinaciones cambiarían de manera tan radical, sin embargo pienso que mi pasado me ha preparado para mi momento presente desde mis clases de evangelización fundamental, catequética, metafísica, hasta mis clases de balance de materia y energía, termodinámica y cálculo diferencial; aunque parezca que son materias que no amalgarían bien, al menos en mi vida diaria se han integrado gradualmente, hasta el punto de que en mi día a día en mi comedor, en los platos que preparo, llevan la impronta de mi pasado muy peculiar, y que estoy seguro que muchas personas como yo, han pasado.
En mi rol de cocinero, todo es alquimia y ritos ceremoniales, el ambiente químico de los alimentos es increíble, así como sus muchas transmutaciones; empiezo con laudes mi jornada, pasando por angelus, vísperas y terminando con completas, mi desempeño, que no es más que parte de la humilde vocación que me ha encontrado.
Mi pareja Aimé es graduada en artes visuales y confío que aunque le frustra, en parte, ser consumida en nuestro trabajo, busca la oportunidad en cada plato vacío un lienzo donde recrear la naturaleza muerta de sus ilustraciones. Ella como yo, no tuvimos una formación académica prudente en el ámbito gastronómico al empezar el negocio, pero conforme ha pasado el tiempo, de manera autodidacta, vamos paso a paso, mejorando nuestra calidad, siempre superando nuestras propias metas y preparándonos para los futuros retos.
Tengo planes serios de estudiar gastronomía aunque eso dependerá de mi tiempo libre y mi ingreso en Samurài Shokudo ya que “las ganas no me faltan”.